Abrí mi libro de castellano por la página 17 y me topé con esta breve obra literaria, la cual hace despertar nuestra imaginación (al menos la de algunos).
Y ahora es vuestro turno, lectores. Quiero que en comentarios dejéis un breve cuento que justifique la frase del autor Augusto Monterroso y forméis vuestra pequeña historia.
¡A por ello!
pd: todos sois capaces de escribir. No os infravaloréis.

Cuando despertó, el dinosaurio seguía estando allí. Apretó los ojos una segunda vez con fuerza, tanto que le dolía la cabeza, pero al abrirlos seguía estando, no podía ser.
ResponderEliminarLe dolía la cabeza. ¿Qué había hecho la noche anterior? No se acordaba. Cuando miró hacia sus alrededores, vio que estaba en el baño pero que el suelo de éste estaba pegajoso y repleto de vasos y litronas vacías. -Mierda- pensó.-Qué he hecho.
Finalmente, miró al espejo una tercera vez y pensó en cómo leches iba a poderse quitar ese tatuaje del pecho.
Jajaja, qué chulo!
EliminarLa última máquina del tiempo estaba al alcance de todo el planeta y yo no iba a ser menos, quería probarla. Me equipé con todo lo prescindible y elegí la época de los dinosaurios porque no quería seguir viendo humanos. Cogí una bombona de O2 y me trasladé hacia el pasado. Fue un viaje turbio, pero corto. Al abrir los ojos sólo veía seres enormes que cortaban mi visión. Uno de ellos me pisó y morí del dolor. Dormí para aliviar el dolor, y cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba allí, había destrozado mi máquina para volver al presente y no tenía esperanza de salir vivo. Volví a dormir.
ResponderEliminar:)
EliminarCabalgaba sobre el lomo del dinosaurio Apatosaurio alcanzando las altas ramas que sin él no podía alcanzar. Un dinosaurio T-Rex amenazó con cortarnos el paso y su grande mandíbula se introdujo en el cuello de mi dinosaurio, el próximo era yo, así que cuando desperté sobresaltado, el dinosaurio todavía estaba allí, enmarcado en mi pared, mi póster favorito. Espero que te guste jeje
ResponderEliminarApatosaurus ♥
ResponderEliminarFue una noche loca, loquísima - bebidas raras, música rara, gente rara. Las escenas de la fiesta se veían borrosas en su memoria, ésta intentando reconstruir lo que ocurrió. Se acordó de aquél descerebrado juego, el que te hacía beber por, literalmente, cualquier cosa que hicieses. Se acordó de que tuvo que quitarse los pantalones para que otro jugador le dibujase algo en una parte del cuerpo un tanto íntima. Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.
ResponderEliminarMe resulta familiar
Eliminar