lunes, 14 de diciembre de 2015

Apatía

Llaman a la puerta, detrás de ella está. Me asombra lo puntual que es cuando se presenta, el margen de error no está en su estrecha agenda. Violenta vuelve a llamar a la puerta, detrás de ella está. Me asombra el ímpetu creado por ella, la rabia agitada contenida. Arañando vuelve a llamar a la puerta, detrás de ella permanece. Me estremece el chirrido de su oscura garra, el agudo sonido de su consecuencia. Tocan a la puerta, detrás de ella está, pero no por mucho más. Bienvenidos sean los sentimientos que residen detrás de ésta, mi horrible simpatía siempre me acompaña, me empuja hacia la entrada y me obliga a ser amable. Abro la puerta, y asombro el mío que no veo nada.

Ya no puedo ver nada. 

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